martes, 13 de agosto de 2013

Tres días en Florencia

Un dicho popular florentino dice: Roma per grandezza, Firenze per bellezza.
Sin quitar méritos a Roma, hay que decir que Florencia te captiva. Es una ciudad pequeñita, cuenta con unos 380.000 habitantes. Los florentinos son personas amables, que saben cuidar de los turistas y sin duda han contribuido a que me lleve una buena impresión de la ciudad.

Nuestro viaje empieza en Roma, desde donde el tren nos lleva a Florencia en menos de una hora y media. Llegamos a la estación de Santa Maria Novella y vamos a dejar la maleta al hotel. Os recomiendo que cojáis un hotel en el centro, por la comodidad para moveros. Nosotros reservamos en una zona a 1 kilómetro del centro (via Toselli) y ha sido un poco incómodo tener que coger buses para ir y venir, sobre todo por la noche.

Volvemos a la estación, pues este será el punto de partida para el itinerario del primer día.

DÍA 1

Desde la estación vamos hacia la plaza de Santa Maria Novella, desde donde podemos admirar la Basílica con el mismo nombre. Su fachada es de mármol blanco y verde y dentro se pueden admirar obras maestras como La Trinidad de Masaccio, los crucifijos de Giotto y de Brunelleschi y pinturas renacentistas de Ghirlandaio y de Filippino Lippi. La visita de la iglesia y el museo cuesta 5€, nosotros no entramos y seguimos nuestro recorrido.

consejo
Florencia es una ciudad llena a rebosar de arte y cultura, pero para poder gozar de todo lo que ofrece hay un precio que pagar. Continuamente durante el viaje nos hemos encontrado con precios en la entrada de los monumentos, basílicas, etcétera, así que un consejo antes de empezar el viaje: si tenéis intención de visitar todo (o casi todo) lo visitable en la ciudad y vais a quedaros tres días, existe un pase llamado Firenze card, que por 50€ permite el acceso durante 72 horas a todos los monumentos y museos de la ciudad evitando las colas. 

Dejamos de lado el mapa y nos adentramos en las callejuelas del centro. Para poder disfrutar bien de una ciudad es imprescindible perderse un poco, dejarse llevar. Ir siempre con el mapa en la mano es útil si tenéis poco tiempo y queréis ver el máximo, pero si disponéis de tiempo suficiente, dejáos llevar por el instinto, dejáos sorprender.

Nosotros nos sorprendemos cuando en una esquina aparece ante nosotros un edificio espléndido. Se trata del Palazzo Strozzi, uno de los palacios más bonitos del Renacimiento italiano. La familia Strozzi, hostiles con los Médici, construyeron su residencia más grande que el palacio de los Medici, a posta para demostrar su poder. Por lo que parece, un poco para hacerles la puñeta.

Seguimos en dirección al río y nos encontramos delante del puente de Santa Trinità. Es el puente en arco elíptico más antiguo del mundo y sobre él se encuentran cuatro estatuas que representan las cuatro estaciones. Nos sentamos un rato sobre este puente para contemplar desde aquí el Ponte Vecchio. La verdad es que esta vista me recuerda mucho a Girona, con sus casas de colores reflejadas en el río Onyar.

 









 
 
 













Caminamos por el lungarno hasta el Ponte Vecchio, el puente más antiguo de la ciudad. Sobre el puente hay solo tiendas de orfebrería, nos vemos enseguida rodeados de vitrinas que lucen joyas hechas de oro. Sobre el puente pasa una parte del corredor vasariano, que conecta el Palazzo Vecchio con Palazzo Pitti a través de la galería Uffizi. Dentro de este corredor se encuentra una colección de autoretratos, que depende del museo Uffizi.

 
Una vez llegados al otro lado del puente, caminamos hasta el Palazzo Pitti. Es un edificio imponente, enorme, de aquellos que te tienes que alejar mucho para hacerlo entrar en una foto. Hay una cola larguísima. Nos sentamos a la sombra y nos comemos un bocadillo mientras observamos el ir y venir de los turistas. Después de un poco, emprendemos el camino de regreso al hotel, pasando primero delante de la galería Uffizi. También aquí vemos una cola monstruosa. Enseguida entendemos por qué. Es martes y los lunes los museos de Florencia cierran, así que hoy es el día en que se acumulan más turistas para visitar los museos.

consejo
Los museos cierran los lunes, tenedlo en cuenta a la hora de organizar el viaje. Pensad también que el martes hay muchísima gente. En el mes de agosto hace bastante calor y es mejor evitar hacer colas de dos horas. Para ahorrar tiempo lo mejor es reservar las entradas. Podéis hacerlo por internet o, si habláis italiano, por teléfono al +39 055 294883. El precio de la reserva es de 4€, ¡pero evitaréis las colas!

Decidimos volver al hotel y, después de una siestecilla, nos ponemos a buscar en Tripadvisor los restaurantes más recomendados de la ciudad. Barajamos varias posibilidades y al final reservamos para cenar en el Club Culinario Toscano da Osvaldo. Sobre las siete cogemos el bus que nos lleva hacia la Piazza di Santa Croce, donde se encuentra la basílica del mismo nombre. No podemos ver mucho porque la plaza está cerrada, ya que el oscarizado actor Roberto Benigni está dando un espectáculo sobre el Infierno de Dante. Esperaremos a mañana para verla.

Desde allí nos encaminamos a pie hasta el restaurante, que se encuentra en Piazza de' Peruzzi. Podría usar varios párrafos para describir lo mucho que nos gustó la cena en este íntimo restaurante. Os digo sólo que los platos son muy elaborados, todos preparados con productos típicamente toscanos. La pasta es hecha en casa y tienen una gran variedad de vinos de calidad.

Después de la cena, damos un paseo nocturno hasta la estación y nos topamos con el Duomo, la catedral principal de Florencia, que se presenta imponente ante nosotros. Nos quedamos varios minutos observándola en todo su esplendor, pues es un edificio impresionante. Además, de noche los monumentos tienen algo de mágico, menos gente a su alrededor, que te permite más tranquilidad para observarlo bajo una luz diferente. La verdad es que la catedral explica muy bien por qué el centro histórico de Florencia fue declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1982.

En nuestro camino de vuelta al hotel aún nos espera otra pequeña joya que descubrir: la iglesia conocida como San Gaetano, que ni siquiera está marcada en el mapa, pero que está abierta de noche. Entramos atraídos por la música que sale de ella, aunque nos decepciona un poco que sea música grabada y no en directo.

Aquí concluye el primer día, nos merecemos un buen descanso después de todo lo que hemos caminado.

DÍA 2

Nos levantamos con ganas de aprovechar todo lo que Florencia tiene para ofrecernos. Después de reservar para la Galleria dell' Accademia (nos morimos de ganas de ver el David), no conseguimos reservas para la Galleria degli Uffizi. Vamos a desayunar, un tanto preocupados por la fila que nos va a tocar hacer en el Uffizi.

Pasamos delante del Duomo y notamos lo mucho que cambia de la noche al día. Mientras la noche anterior nos habíamos quedado con una imagen de tranquilidad, por la mañana hay un gran bullicio, muchos grupos organizados de turistas, que siguen a sus guías como si fueran profetas, largas colas para visitar la catedral, el museo, la cúpula, el baptisterio y el campanario. La catedral se puede visitar de manera gratuita, pero para el resto, hay un billete combinado de 10€. Como os decía antes, todo se paga.

Continuamos hacia la Piazza della Signoria, donde se encuentra el Palazzo Vecchio, que data de finales del siglo XIII y que actualmente es la sede del ayuntamiento. Enfrente hay una copia del David de Miguel Ángel (el original se encuentra en la Galleria dell'Accademia). A la derecha tenemos la Loggia dei Lanzi, un museo al aire libre donde, entre otras esculturas, podemos admirar el Perseo con la cabeza de Medusa de Cellini y el Rapto de las Sabinas de Giambologna.


Conectado al Palazzo Vecchio se encuentra el imponente edificio que acoge la Galería Uffizi, con su característica forma de U. Llegados a este punto, estamos a punto de rendirnos y hacer la cola, pero mi intuición me lleva a descubrir algo importante: que es posible comprar las entradas en preventa. Cuando lleguéis, veréis que no está muy claro donde ir: hay tres puertas numeradas del 1 al 3, parece un concurso televisivo, si eliges la puerta correcta, ¡premio! La 3 es la fila sin reserva, donde dejan pasar 40 personas cada media hora; la 1 es la fila con reserva y, ¡atención! la 2, donde hay poca cola, es para la preventa de entradas. Son las 10, después de esperar unos 5 minutos, compro entradas para las 10:45. Nos sentamos un rato a esperar y luego nos dirigimos directamente a la puerta 1, y entramos a la galería.
 
Decir que la galería es grande es decir poco. Hay unos 17.000 m2 de salas de exposición y una gran parte de la colección de arte no se muestra al público por falta de espacio. Aún y así, cuando te encuentras dentro de las salas, te sientes un poco abrumado por la gran cantidad de obras juntas que hay. No hay tiempo para apreciar todas y cada una de las pinturas y esculturas. Dentro del museo hay para todos los gustos. Por supuesto, obras de Botticelli (La primavera y El nacimiento de Venus), Michelangelo (Tondo Doni), Leonardo da Vinci, Raffaello, Tiziano o Caravaggio, además de una galería dedicada a esculturas antiguas y también pintura europea con obras de Rubens o Rembrandt.

Nos sentimos hambrientos después de dos horas de immersión artística, así que nos tomamos una pausa y vamos, por sugerencia de Tripadvisor, al Antico Vinaio, situado en Via de' Neri. Se trata de un pequeño local familiar donde preparan bocadillos con pan de focaccia y con una gran variedad de embutidos y salsas. Dejaos aconsejar por los camareros, saben lo que se hacen. Si no coméis embutidos, como yo, tienen también mozzarella y otros quesos, y una variedad de verduras.

Con la barriga llena, nos encaminamos poco a poco hacia la Galleria dell'Accademia, al norte de la catedral. Damos un largo paseo y, para hacer tiempo, nos sentamos en la plaza de Santissima Annunziata, delante de los pórticos de la basílica de la Santissima Annuziata. Desde allí es fácil llegar a la Galleria dell'Accademia. Este museo es sinónimo de David de Miguel Ángel. Es sin duda su pieza más importante y la verdad es que no hay fotos que valgan, hay que verlo en vivo. Está situado en una sala con un techo altísimo, con una claraboya que deja caer sobre la estatua una luz mágica. Verlo te deja sin aliento, es tan grande, que da una sensación de majestuosidad. Es una obra maestra, todos los detalles están esculpidos con una perfección meticulosa. Se ve la fuerza de los músculos, las venas de los brazos hinchadas, parece real; sólo que enorme y de color blanco. La entrada del museo ya vale la pena sólo por el David. Yo no pude evitar volver atrás durante el recorrido y verlo otra vez antes de irme.

Salimos del museo pensando que ha sido una buena inversión de tiempo y dinero. Paseamos hasta la catedral y, como no hay mucha cola, decidimos entrar a visitarla. Tengo que decir que por lo imponente que es desde fuera, el interior nos desilusiona un poco. Lo impresionante de este edificio son sus grandes dimensiones, la decoración de la fachada, toda de mármol, y la immensa cúpula, inaugurada el 1436, obra de Brunelleschi.

Para rematar la tarde, cogemos un bus (el 12 desde la estación de Santa Maria Novella) que nos lleva a la iglesia de San Miniato al Monte. El bus nos sube hasta la colina y nosotros acabamos de subir a pie la larga escalinata que lleva a la iglesia. Llegamos arriba sin aliento, pero vale la pena porque cuando nos giramos vemos una vista panorámica fantástica de la ciudad. La iglesia está situada sobre esta colina que domina la ciudad. Se trata de uno de los ejemplos más extraordinarios de la arquitectura románica toscana. 






consejo
Los billetes del bus cuestan 1'20€ por viaje, pero si los compráis en las máquinas que hay en el bus, pagaréis 2€. Recordad que en Italia, podéis comprar billetes para el transporte público en los estancos y quioscos de prensa. No subáis al bus sin billete, porque hay revisores. No arruinéis las vacaciones con una multa.

Es hora de volver al hotel para una ducha rápida y un cambio de ropa para la cena. Hoy toca probar el restaurante Vini e Vecchi Sapori. Se trata de una pequeña trattoria, con una capacidad para 25, máximo 30 personas. Te juntan con otras personas en la mesa, y es agradable compartir experiencias con desconocidos mientras degustas la fantástica comida que ofrecen. Podríais escoger un plato al azar del menú y seguro que no os equivocaríais. Todo es exquisito, cocina típica, ingredientes naturales, todo cocinado como en casa, pero con una calidad y un toque especial. Los camareros son los propietarios, así que el trato es muy cordial y podéis dejaros aconsejar, porque no se equivocan.

Volvemos al hotel para la última noche en Florencia.

DÍA 3

El último día, lo dedicamos a la otra parte del río Arno. Con el bus 37 llegamos cerca de la plaza Santo Spirito y visitamos por la mañana la basilica di Santo Spirito. El interior fue diseñado por Brunelleschi y dentro encontramos el Crucifijo, de Miguel Ángel.

Nos acercamos al Palazzo Pitti y decidimos visitarlo. Es jueves por la mañana y no hay cola. Compramos una entrada para visitar la galería de arte moderno, la galería palatina y los apartamentos reales. Este palacio es del siglo XV y fue residencia de los Medici, de los Lorena y, en la época en que Florencia fue la capital de Italia, de los Saboya. La parte que más me gustó fueron los apartamentos reales, pues se pueden ver todas las habitaciones, con una decoración única para cada sala. Además, se puede encontrar la explicación de a quién pertenecía esa habitación, quien había dormido allí, una manera para transportarte a la época en que los Medici vivían en palacio. A parte de los frescos que se admiran en el techo de cada una de las salas, hay una colección pictórica de los siglos XV-XVII: Raffaello, Giorgione, Tiziano, Caravaggio, Rubens o Velázquez.

Después de esto, no podemos resistir repetir un bocadillo en el Antico Vinaio y acercarnos a uno de los pocos sitios que nos quedaban por ver: la Basilica di Santa Croce. También aquí hay que pagar para entrar (6€) pero nosotros nos conformamos con observarla desde fuera. Esta es la iglesia franciscana más grande del mundo y se la conoce también como “Panteón de las glorias italianas”, pues acoge ilustres sepulcros (Miguel Ángel, Galileo, Maquiavelo, Rossini, Foscolo, Alfieri) y se encuentran también obras de Donatello (La Anunciación y el Crucifijo).

Damos un último paseo por el centro histórico antes de volver a casa. Descubrimos por casualidad (y por eso es bueno a veces olvidarse del mapa) el mercado más grande de Florencia, que va desde Piazza San Lorenzo hasta Via dell'Ariento. Encontramos infinidad de paraditas con, sobre todo, artículos de piel: bolsos, maletas, maletines, cinturones, guantes, todo lo que queráis, además de souvenirs. A parte de en este mercado, encontráis tiendas con artículos de piel diseminadas por toda la ciudad. Después de ver el mercado, llegamos a Via Nazionale, que nos lleva directamente de vuelta a la estación del tren.

Esperamos nuestro tren mientras recordamos mentalmente todo lo que hemos visto y recorrido estos días, y pienso en como voy a plasmar esta experiencia en palabras para poder compartirla. ¡Espero haberlo hecho bien!



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